El viernes a la noche, Connie Ansaldi realizó una Twitcam (especie de videochat, pero a través de Twitter), con sus muchos seguidores en la red social del pajarito.
En un momento de la noche, la panelista, a pedido de la audiencia, contactó a Coki Ramírez, que está por estos días descansando en Córdoba, a quien le pidió permiso para llamarla y sumarla al evento. La cordobesa accedió, y acto seguido Connie se comunicó con ella.
Si bien Ansaldi varias veces le repitió que estaban en una Twitcam, con mucha gente mirándolas, y si bien la cantante dio señales de haber entendido, lanzó unas cuantas frases para la polémica, producto sea de que no se imaginaba la repercusión que podrían tener sus palabras, o de un arranque de honestidad brutal. Como sea, la intérprete dio señales de hastío, luego de un largo año lidiando con la fama.
Primero dijo que su nuevo tema era para bailar, “movidito, para las pendejas“. Nada grave. Más tarde, señaló que le costaba mucho salir a la calle por el acoso de los fans y su público.
Enseguida, vino la frase más polémica: “No puedo estar tranquila en la calle, mucha locura, no puedo ir ni hasta el súper de la esquina. La gente está loca, pero mal. Me arrancan pulseras, aros, me agarran del brazo. La gente es re bruta. Las viejas no se controlan, son insoportables. La gente grande es la peor. Los negros acá se te tiran encima, esto no es Palermo“, lanzó la ex enamorada de Marcelo Tinelli, evidentemente, hastiada de tener que lidiar con el cariño del público, que a veces se puede tornar excesivo.
Connie luego trató de leerle mensajes de los fans, a lo que Coki, para su sopresa, respondió que ya tuvo su cuota de fans, y que estaba cansada. Le dijo a Connie que le mande besos a su gente, y cuando la panelista le dijo que la estaban escuchando, Coki se sorprendió y terminó la comunicación.
Un raro malentendido, que mostró una faceta desconocida de la cordobesa.
