Spinetta inédito

Una entrevista encontrada en la que el Flaco habla como pocas veces del amor, la música y el miedo a la muerte.


En la edición de marzo de Rolling Stone, que en buena medida constituye un gran tributo a Luis Alberto Spinetta. Imágenes nunca antes vistas, revisiones de sus distintas etapas creativas, el adiós de los músicos (de Charly García a Ariel Minimal) y relatos de la vida del Flaco componen un número que celebra la obra y el legado del más inspirado de los artistas de la historia del Rock Nacional.

Entre todo el material incluido, una entrevista inédita del 2001, realizada por la colaboradora de RS Julieta Mortati -por entonces una estudiante de periodismo de 18 años-, ofrece una versión íntima, relajada y filosófica de Spinetta, que se sienta hablar con una transparencia que no era frecuente en sus apariciones mediáticas. 

A continuación, algunos fragmentos de las cintas perdidas del Flaco, recuperadas una década más tarde.

La música: "La música existió antes de que el hombre organizara la materia sonora y va a existir aunque no haya instrumentos. Es una de las pocas cosas que no podemos usar para destruir. Pienso, igual, que la mala música enferma a la gente y la destruye, y ese es un proceso muy lento y muy difícil de comprobar. Es cierto que la buena música eleva el espíritu: cuanto mejor escrita esté más feliz es el alma. Quizás yo pueda ayudar a la gente y curarla con la música. Es una buena meta, pero es un poco utópica."

La felicidad: "La felicidad no ha sido un objetivo en mi vida, aunque es el objetivo más importante de toda nuestra vida. No he sido feliz por ningún motivo en sí. Mi preocupación excede las felicidades, aun en los momentos en que me pudiera ver de la manera más feliz. Realmente en ese aspecto soy muy obsesivo, hay un fuego que me carcome, que me aqueja desde que nací y que se va a terminar cuando esté en el monoplaza [el ataúd], evidentemente. Todo eso tiene que ver con la lírica y el tipo de música que hacés, la fuerza y el hígado que le metés a todos esos dolores, esas preocupaciones, la injusticia, la miseria humana, todo eso que toda la vida te dejó loco, siempre volando en un helicóptero sin poder tocar el piso. A mí me tuvo toda la vida así y me va a seguir teniendo. También se sufre. No pretendo ningún tipo de compensación ni nada, algún día voy a dejar de romper las pelotas y punto."

El amor, etcétera: "Es como que es lo más importante... la mujer. Después el auto. Como dice Martín Fierro: 'Sin flete y sin china no vas a ningún lado'. Después, las violas son la herramienta. Obviamente que amo mis guitarras, son como manos mías, mejores que las mías, pero son instrumentos para crear la música. Estoy fascinado con la música, pero fascinado como si fuera una obsesión de mi existencia. Pero sin amor un hombre es un tarado."

Los fans: "La gente me ama mucho. Es lo más grande que siento. Más que el aplauso y que el 'oh, maestro', es el cariño al personaje, la confianza que me tienen por ser como soy y me hago responsable. Simplemente hay que tener las bolas puestas para decidir cosas que son fundamentales. Nunca le vendería mi música a Knorr Suiza para hacer una propaganda, ni a Quilmes, ni a nada. Yo no le quiero vender nada a la gente, ni mi música. ¿Encima les voy a vender una Coca-Cola? Yo adoro la Coca Cola, pero la Coca-Cola es para tomar, no para que yo la publicite."

La muerte: "No debería existir el miedo al observar ese confinamiento de nuestra alma. Deberíamos aceptarlo y comprenderlo."

Fuente: Rolling Stone Argentina / Foto: Web.

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