Silencio

Hot Tracks repudia la irresponsabilidad, la falta de respeto y el crimen. 


Cuando la tragedia es producto de la irresponsabilidad, de la falta de conciencia, de la desidia y la absoluta carencia de respeto por la vida humana, la sensación de impotencia es sólo la puerta de ingreso hacia el terreno en el que yacen los sentimientos más oscuros. La bronca, la indignación, el odio, la necesidad de gritar hasta escupir los pulmones. "No aprendemos más", se dijo y se dice, pero la frase no soluciona nada, todo lo contrario, parece conformarnos en nuestra incapacidad de incorporar lo que se consideran reglas básicas de la convivencia y del disfrute. Porque la liturgia del rock debería ser precisamente eso: una forma social más de compartir y recrearse, un momento emocionante capaz de unirnos en la coincidencia. ¿Por qué tenemos que asociar el crimen y la desgracia a un ritual que fue, es y será concebido como una oportunidad para pasarla bien? Es una reverenda pelotudez tener que volver a decirlo, volver a caer en las frases trilladas e infinitamente repetidas: por más triste que resulte, ni el conductivismo más rudimentario y cruel pudo con nuestra, mejor y no la asumo propia, con SU testarudez, con SU falta de conciencia. ¿Por qué tenemos que seguir perdiendo vidas, por qué la muerte sigue ganando por sobre la razón? Todos pensamos y todos cometemos errores también, pero hay horrores irreparables y, para prevenir, primero debemos internalizar, meter bien adentro, la escala de valores que permitirá priorizar el respeto por el otro. Todos.

La muerte de Miguel Ramírez no puede ser asumida como una más. Es el lamentable símbolo de esta falta de voluntad de aprender a vivir en sociedad, es el símbolo del olvido de todas las otras víctimas que se cobró esta inconsciencia asesina. Y, evidentemente, la respuesta no está en la prohibición de la venta de pirotecnia. No. En evitar el olvido desde arriba y abajo del escenario está la clave. Las responsabilidades, las culpas, de este caso particular deberán ser identificadas más allá del autor material del crimen. No quiero pero me siento responsable también por formar parte de un público irreflexivo, asesino. Y termino de escribir esto cuando la televisión muestra imágenes de bengalas encendidas en el Estadio Vélez... O sea.

Desde este espacio quiero velar por la memoria de los 194 muertos en Cromañón, por Miguel, por Rubén Carballo y todas las otras víctimas fatales de la historia de nuestro violento rock.

Yamila Trautman Autor: Yamila Trautman.

Fuente: Rolling Stone Argentina.

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