"Hice cosas que la CIA no me dejaría contar"

Naomi Watts es una de las favoritas de Hollywood y en su último filme interpreta a una ex agente secreta. Amiga de la infancia de Nicole Kidman y ex novia de Heath Ledger, a los 42 años disfruta del prestigio y la vida familiar. 


En Hollywood la quieren como si fuera de sus tierras, pero Inglaterra la vio nacer y Australia crecer. La relación entre Estados Unidos y Naomi Watts es tan estrecha que hasta se evaluó que interpretara a la gran Marilyn Monroe en un film biográfico y por su último trabajo en Poder que mata se inmiscuyó en los pormenores del entrenamiento de la CIA para abordar un tema nacional aún no cerrado.

Watts parece ser la estrella que toda meca del cine quiere tener. Bella, talentosa y accesible, se pasea por las calles de Nueva York y Los Ángeles junto con la familia y sin esconderse de los paparazzi, y se luce en la pantalla grande ya sea como la chica linda en problemas (como lo hizo en la remake de King Kong) o como la mujer devastada por la tragedia en 21 gramos.


Su carrera fue lenta pero fructífera. Desde aquel vuelco profesional con Mulholland drive en 2001 de la mano de David Lynch, se consagró como una de las actrices codiciadas de Hollywood y se destacó en Promesas del este, La llamada y la nueva versión de King Kong.

Naomi nació en Shoreham, Inglaterra, en 1968 en el seno de una familia de clase media. Su papá, Peter, murió cuando ella tenía sólo 7 años. Era el road manager de Pink Floyd, por lo que la pequeña Naomi tuvo la posibilidad de vivir en carne propia algunas de las giras de la famosa banda. Al poco tiempo de enviudar, su mamá Myfanwy decidió mudarse y así fue que vivió en diferentes lugares de Inglaterra hasta que finalmente optó por refugiarse en Australia cuando la actriz ya tenía 14 años. Las vueltas de la vida la llevaron a compartir pupitre con la hoy también célebre Nicole Kidman, con quien mantiene una larga amistad. Ambas compartían tardes de estudio y de audiciones para publicidades, ya que tenían en claro que la actuación era lo más les gustaba.

Un sueño adolescente que podía haber quedado en la nada se cumplió para ambas, aunque a diferentes tiempos. Para cuando Naomi decidió probar suerte en Hollywood y abandonar Australia, la pelirroja ya había cobrado trascendencia en el mundo del espectáculo y fue quien la albergó hasta que consiguió trabajo. Varias películas que nunca tuvieron relevancia le dieron de comer durante un tiempo, pero fue gracias al filme de David Lynch que la inglesa pudo demostrar su versatilidad. "Me tomó 10 años llegar a ‘Mulholland drive’, así que cuando finalmente llegó el gran momento en mi vida profesional empleé toda mi energía en aprovecharlo. Pero después me di cuenta que me puedo dar el lujo de relajarme un poco y disfrutar de otras cosas también".

Dueña de una belleza natural indiscutible. Watts tuvo sólo una pareja famosa antes de establecer una relación seria con su actual marido. La protagonista de 21 gramos fue novia del fallecido Heath Ledger. Pero hace 6 años encontró el amor nuevamente de la mano del también actor Liev Schreiber. No habían pasado dos años de relación cuando anunciaron la llegada de su primer hijo Alexander Pete, y al año la de Samuel. "Sinceramente, ellos piensan que nuestro trabajo es en un trailer. Esa es nuestra oficina y su lugar de juego en un set", explica la actriz. De hecho, su primogénito había visitado 8 países antes de cumplir los 6 meses. "Somos como la gente del circo", bromea Schreiber. "Con Liev somos una pareja normal. Nos gusta caminar por la ciudad con los chicos e ir a la playa de vacaciones", se encarga de aclarar ella.

La llegada de cada uno de sus hijos la agarró en momentos peculiares. Mientras rodaba Promesas del Este junto con Viggo Mortensen descubrió que estaba embarazada de Alexander. "Al darme cuenta de que estaba embarazada en la tercera semana de filmación, de alguna manera el papel se volvió más relevante por ese detalle, no es que no importara antes, pero ese detalle lo hizo especial. Hice investigación y me sirvió mucho hablar con parteras, fui al hospital para ver algunos nacimientos y cesáreas. Y reconozco que eso me dio un poco de miedo después (risas). Cuando hice eso aún no estaba embarazada. Pero sí recuerdo haber pensando: ‘¡Wow, eso sí que es intenso!’".

Con su segundo hijo, Samuel, se vio expuesta a otra situación extraña. Ya estaba amamantando cuando comenzó a filmar Fair game (Poder que mata, en cartel desde el jueves pasado), película en la que se sometió al entrenamiento de la CIA. "Me permitían ver a mi bebé cada par de horas para darle de comer, pero estaba claro que serían crueles el resto del tiempo. En el instante que el director se iba, me pateaban las piernas y me tiraban al piso. Cuando me quejaba, me advertían: ‘no te quejes de nuevo salvo que necesites ir a un hospital’. Hice cosas increíbles que nunca hubiera deseado hacer como preparar explosivos, chocar autos sin ningún cinturón de seguridad y pelear. Y hasta hice algo que ni siquiera tengo permitido contar en entrevistas. No quieren que nadie sepa cómo está entrenada la gente de la CIA", explica.

A pesar de todo, el rol de madre parece no haberle complicado la vida, aun cuando debe coordinar rigurosamente su agenda con la de su marido. "Liev es un gran padre. Le encanta hacer todo. Si pudiera, me ayudaría hasta a darle el pecho (risas). Él sería cliente de los pechos masculinos para amamantar que aparecen en la película ‘Meet the Fockers’", contó a carcajadas.

"Mamá, ¿no es raro descubrir a los 45 que tenés una hermana gemela?", bromeó el hijo de la ex agente secreta de la CIA Valerie Plame apenas vio una foto de ella junto a quien la interpretaría en la pantalla grande. Naomi Watts fue la primera opción del director y los productores de Fair game, la película que cuenta la historia real de la mujer cuya identidad fue revelada luego de que su marido, el diplomático Joseph Wilson, cuestionara los datos de inteligencia del entonces presidente Bush para atacar Irak. "El papel era perfecto para Naomi", afirma Bill Pohlad, uno de los productores. "La vida de Valerie consistía en tener una personalidad con sus amigos y otra muy distinta en su trabajo. Eso representa un enorme reto para cualquier actriz". ¿Y quién mejor que aquella sufrida madre y esposa que se lució junto a Sean Penn y Benicio del Toro en "21 gramos"?

Watts y Penn se conocieron en el rodaje de la película de Alejandro González Iñárritu, en 2003. La dinámica de trabajo fue tan buena, que apenas ella leyó el guión de Fair game pensó en él para interpretar a su marido y hasta ofreció alcanzárselo ella misma. "En mi opinión, es el mejor actor de su generación", afirma con convicción. "No hay nada comparable a hacer una escena con él. Te sentís como en un Toyota que de repente empieza a funcionar como un Porsche".  

Por Mariana Merlo.

Fuente: 7DÍAS

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