Egomatch

Los escándalos asegurados de Bailando por un sueño 2011.
Cómo será el concurso de baile en alta definición, con espíritu barrial, que arranca el 16. Guerra de vanidades en la pista. Y la apuesta del dueño del circo.  


Vuelve Marcelo Tinelli y su Bailando. “Es como el torneo Clausura”, se aventura Pablo “El Chato” Prada. Y sí. Es un programa bien gordo y circular, que da de comer a casi todos los “fideos con tuco” –según Nicolás Repetto– que viven del rejunte, la recolección y el fraccionado de imágenes y acciones referidas al quehacer de los famosos.

La ecuación es básica: actores, mediáticos y “artistas” participando de un concurso de baile en alta definición, con espíritu barrial. El axioma que los une como seres humanos es una guirnalda de relaciones en mal estado, que habrá de ser la columna vertebral del show, el “match”. Envueltos en ego, para regalo de cualquier buen analista; uno a uno irán llegando los protagonistas de este rompecabezas de espejos rotos, que la mano atenta, orfebre y mandamás de Marcelo Hugo irá soldando precariamente hasta el próximo crash, el siguiente límite de las paciencias en esta jungla de cristal.

Muy al final de muchas capas de vanidades, tensiones e intenciones, se encuentra el cheque solidario que justifica todos y cada uno de los medios. Si hasta parece la carrera de los autos locos. Nadie tiene el mismo “standard” de vehículo, pero el trayecto parece ser igual de incierto para todos.

Entre los diversos tópicos que justificaron la elección de los participantes, sin dudas el escándalo posible y el posible mal trato entre figuras antagónicas es el primer eslabón. A la autorreciclada bomba Moria le pondremos un ególatra Pachano. Que, a su vez, se irrite fácil, con el teje de la Alfano. Si está Mónica Farro, que no falte una Adabel (Guerrero), quien no recuerda bien el porqué de la “pica”, pero sabe que aquí el perdón es mal negocio.

Toda historia tiene un nudo, un conflicto y, claro está, en cuestión de tiempo, un desenlace. La cuestión es que en Showmatch hay tantos nudos como participantes, lo que lo vuelve una auténtica maraña. Cinthia Fernández no se lleva con Marengo y ya le tiró anzuelos a Larissa Riquelme y se apresuró a tildar de “mamitas” a Nicole Neumann, Wanda Nara y Rocío Guirao Díaz. La primera de las tres tiene aún vigente un proceso por falso testimonio con la Justicia, por el supuesto intento de robo que la tuviera como protagonista. La esposa de Cubero salió del low profile a lavar un poco su imagen. Inmediatamente que surgiera el cambio de carátula desfavorable en su contra, concedió una nota a la revista Caras: conchero mediante, la revista de Fontevecchia eludió referir al crucial tema. Una deliciosa cortina de humo. Wanda, ya sabemos, será su piedra en el zapato. Es más, ya lo es. Pasaje a Europa mediante, le arrebató a Nicole su bailarín fetiche, Pier Fritzche. La mujer de Maxi López puede cargar el show a sus espaldas. Ni el video del “petiso” ni su síndrome de Nannis le han restado desparpajo. Aquí hay roce.

Estudiosos del oficio, como una suerte de López y Cavallero, “El Chato” Prada y Federico Hoppe repasan su mapa de conflictos para programar orden, horario y día de lanzamiento de cada una de las 31 parejas que se sacarán chispas en pos de un solo objetivo: ganar. En rating, en llamados y en el juego.

Y la moderna maquinaria de este Bailando 2011, el primero que se hará en HD, prescindirá de una de sus patas satelitales más importantes: Intrusos. En tiempos en que Ideas del Sur (Mariano Iúdica mediante) ha desarrollado sus productos de house organ (difusión interna) como Este es el show o La cocina del Bailando, ya no parece rentable prestar figurines y rating. Y Rial lo sabe. Ya lo sufrió el año pasado, como dice él, “mendigando” invitados. ¿Podrá en este contexto participar Daniel Gómez Rinaldi? Lo cierto es que Tinelli ya tiene su propio circuito donde mantener calientes los “platos”. Sólo hay que saber azuzar los enredos entre participantes, donde más les duele: en el ego herido. Se dice que el cartel es el “pan” del artista y ahí probablemente resida el toque mágico de Tinelli. La capacidad de otorgar segundos de fama a los competidores. Al lado suyo, todos parecen pollitos picoteando los granos de su mano. El dueño del circo entero lo sabe. Ya está escrito casi en su ADN. Acaso lo recuerda cada vez que empuña ese Sennheiser alargado vintage; el mismo micrófono que usaba en Badía y Cía. o cuando comenzó con los bloopers.

Entonces, ya sin tantas parodias de políticos, según Prada (cosa que me permito poner en cuarentena), y sí con las fauces luminosas a punto de saborearse la planilla una vez más, vuelve Bailando por un sueño. Que acaso no sea sólo eso del baile, no es novedad. Esta nueva edición promete alto contraste a todo nivel. Como Noelia Pompa, la diminuta ilusionada que ya ha sido “testeada” en situación de estrés con una cámara cómplice de Hernán Piquín, su compañero de baile. En una nueva “jodita para Marcelo” le advertían que con ella no se puede bailar y que los trucos pueden terminar en una patada en la cabeza. La pequeña bailarina ya estaba por abandonar el set en llanto, cuando le avisaron que era una chanza. Danger...

Promete mucho ver a Mike Tyson bailando con su esposa Kiki. El ex campeón mundial que dilapidó una fortuna de mas de 300 millones de dólares y se encuentra en semibancarrota desde el 2003, ya recibió indirectas de Fabio “La Mole” Moli para completar el enfrentamiento con un Luna Park a puro guante. ¿Quién puede asegurar que, traducción mediante, Tyson entienda que todo va en tono de solfa o con ironía, los latigazos dialécticos que probablemente reciba? ¿Quién puede garantizar que no se raye ante algún desplante, desaire o insulto? Parece un gigante al que, yo que Tinelli, no me acercaría demasiado haciendo esas monerías de “te toco y no te toco” o “el aire es libre, el libre es l’aire”. ¿Se entiende?

Otro fetiche morbo de “la Saeta de Bolívar” será, acaso, lograr que el matrimonio Listorti lo ponga todo a prueba. Como un niño que retuerce sus juguetes para ver cuánto resisten; Marcelo expuso sus herramientas de presión y consiguió que la señora de su discípulo más filial ingrese en el parque de diversiones improbable de su tienda. Aquí todo será posible... ¿será posible?

Son los tópicos que alimentan el interés del espectador. El riesgo del doble o nada, puestos en el paño de la vanidad propia y ajena. Tinelli hará girar su bolillero humano, como sólo él sabe.
Mujer contra mujer: las Escudero bailarán juntas. Una dupla de orgullosas hermanitas casi imbatibles por separado, tendrán enfrente a su peor rival: ellas mismas. Y se sabe; no hay peor cuña que la del mismo palo.

Hombre contra hombre: José María Muscari bailará con Emanuel González, una idea propia del actor y director que intentará plasmar la diversidad sexual en el baile.

También estarán Coki Ramírez, la cordobesa que le contaba secretitos al codiciado patrón; María Eugenia Ritó, una figura que quiere reverdecer sus laureles; Marcelo Iripino, extirpado del riñón de Susana Giménez, rival natural de Tinelli; la devaluada estrella de Baywatch, Pamela Anderson, de previsible poca duración, pero que, sin dudas, algún rasguño intelectual puede que se lleve, acaso de Graciela Alfano, ávida de responder en inglés, la devolución de su baile; Jimena Varón, que aparece un poco solitaria en este mundo escandaloso; Denise Dumas, obligada públicamente a participar; Tito Speranza y Pedro Alfonso, ambos prueba viva de que lo de Marcelo es hacer milagros. La fila de participantes que expondrán su humanidad la completan: Erika Mitdank; Tony Kamo; Nicolás “Tacho” Riera y “La Negra”, la mujer de “La Mole” Moli quien, operación de lolas mediante, intentará vivir el cuento de hadas que a más de un ama de casa le gustaría. Todo eso, si la mano que mece la cuna no osa cortar su pollera... ahí te quiero ver.

Fuente: Veintitrés. 

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