Casi sin querer

El 8 de abril el gran Costello subirá al escenario del Luna Park, donde presentará su disco del 2010, National Ransom. Tal vez nunca figurare como un star rock, pero su música es ubicua: nunca suena desubicada. Una compañía infalible, de esas que sirven cuando se tiene ganas, y cuando no se tienen, también. 


Este es como Elvis Costello.

-¿Por qué?

-Aparece donde menos te lo esperás.

La risa del Elvis Costello en cuestión, intentando copiar al músico con sus lentes de habitué a festivales de cine, acreditaba la comparación del Flaco

Tatuajes varios, interlocutor de la chanza, levantó las cejas como quien lamenta no haber entendido antes pero disimula intentando desacreditar el ingenio.
 -Estoy juntando la guita para verlo.

-
¿Tanto te gusta?– dijo lentes de habitué a festivales de cine desde el prejuicio, acaso la forma más triste del asombro.

-
¡¿Cómo?! Un tipo que hace canciones y no tiene mucha idea de cómo las hace es un genio. No es que no tenga idea, pero le salen, ¿entendés? 

No es como Dylan, que va tras un horizonte; no es Tom Petty, que vas tras Dylan; no es Roy Orbinson, que busca su voz; pero tiene algo de todos ellos. 

Es tan extraño lo que hace, para mí, ¿eh?, para mí, que el tipo es inglés pero hace country yanqui como pocos. 

O un jazz canción, de película de cine negro –a vos que te gusta el cine- que decís cómo puede ser. 

Y cuando leés un poquito se te ocurre algo. Por ejemplo, el abuelo era músico profesional, el viejo también, y la madre laburaba en una disquería como las de antes, ¿te acordás como las que íbamos a comprar los discos de los Abuelos, o lo de The Cure?, bueno, de esas. 

El viejo le hizo escuchar a los Grateful Dead. ¿Sabés lo que es que tu viejo te haga a escuchar a una banda que quedó perdida porque salió en el momento de los grandes monstros? 

Eso vale un pedazo, te lleva la cabeza por otros lugares. Y no te invento nada, lo dijo hace poco en una entrevista: y mi mamá me hizo escuchar a Neil Young, dijo. 

Jaja, eso es reloco. Porque el pibe escuchaba lo que había que escuchar, sinfónico, punk, folk, y los viejos como que le pasaban música de contrabando.

Se armó como un fogón.
Tatuajes varios miraba al hermano mayor con la admiración que un hermano lo hace cuando se está en la infancia, no cuando ya se pasaron tranquilos los 20 y las rivalidades opacan cualquier afinidad. 

Lentes de habitué a festivales de cine iba convirtiendo su prejuicioso asombro en la fascinación de que la vida te da sorpresas. El capo del taller se acercó, y arreó con él a un cliente: la pasión del Flaco podía más que todos los horarios.

Declan Patrick MacManus
se llama, quiso continuar el Flaco. ¿¡Qué!?, dijo Tatuajes varios. Bueno, yo te lo dije textual, decíselo vos, que sabés inglés, hizo poner colorado a Lentes de habitué a festivales de cine que lo pronunció correctamente. 

Pero así como había tenido esos viejos, el pibe era un administrativo común y corriente, je. Un tímido de aquellos, si se le nota cada vez que lo ves en un video o lo escuchás. 

Esa cosa que le salía a Lennon a veces, ¿viste?, como un pedir permiso para decir lo que se piensa. Así que no es muy extraño que también ya de chico su vida pareciera resuelta: no había grabado nada y ya estaba casado y con un hijo. 

Pero bueno, la de tímido está buena, porque nadie te va a tomar por otra cosa, ¿entendés?; si la vas de canchero puede ser que te forreen, pero de tímido no, a lo sumo no te van a dar bola, pero quién te va a querer joder, sólo un hijo de puta. 

Yo creo que por eso le dieron bola a uno de sus demos. Porque además era de un sello independiente. Y ya el primer simple que sacó tuvo éxito: “Menos que cero” (lo digo en castellano porque en inglés no me sale), y el disco también. 

Lentes de habitué a festivales de cine parecía con su aparato digestivo a punto de explotar de acidez, como cuando se descubre lo que lleva a perder el prejuicio. Es gracioso eso, ¿no?, dijo como pensativo el Flaco, sin la mínima referencia al aparato digestivo de Lentes. 

Entrar a la música por la puerta grande con un tema que se llama menos que cero y que lo único que demuestra que de menos que cero no tenés nada. Costello siempre fue mucho más que cero. 

Bien lejos del cero estuvo en cada uno de sus discos. Vos que te bajás todo de Internet, bajate el último, “National Ransom”: no podés creer que el tipo ya haya hecho más de treinta discos, tiene la frescura de haber empezado ayer. 

Debe ser como dice él nomás: apenas sigue su instinto. 

Je, como si fuera fácil. Je.

Por Jorge Belaunzarán

Fuentes: Asterico/ElArgentino.Com
Foto: Archivo.

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